Seguro que muchas veces, al navegar por una web, te has fijado en si su diseño es atractivo o no. Pero, ¿te has parado a pensar si la web consigue el propósito para el que se creó? ¿De qué sirve tener una web bonita si nadie la visita? ¿Para qué quieres la tienda online más chula del sector, si no tiene ventas? La respuesta es obvia: para nada.
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¿Qué es la arquitectura de la información?
Por supuesto que una web tiene que ser visualmente atractiva para el público objetivo, pero principalmente tiene que estar pensada para cumplir su cometido. ¿Cómo conseguirlo? Con el inbound marketing y la arquitectura de la información.
En un post anterior ya te contamos en qué consiste el inbound marketing, así que hoy vamos a centrarnos en la arquitectura de la información o AI.
Richard Saul Wurman, arquitecto y diseñador gráfico estadounidense, definió la AI como "el estudio de la organización de la información con el objetivo de permitir al usuario encontrar su vía de navegación hacia el conocimiento y la comprensión de la información".
¿Qué significa esto? Significa que la AI es el arte de organizar la información dentro de una web de la mejor manera posible para que sus usuarios encuentren lo que buscan de la manera más rápida y sencilla. Por tanto, no existe una "plantilla" preexistente de AI correcta, sino que ésta se adecua al público objetivo de la web para la que se hace. No es lo mismo hacer una web para jóvenes viajeros que para vacaciones de personas jubiladas. Cada web es única y cada arquitectura de la información, también.
¿Alguna vez has intentado encontrar información determinada en una web y has sido incapaz de encontrarla? Seguramente es porque no se ha hecho una planificación de la AI. Para evitar esto, hay que organizar la información, teniendo al usuario y su forma de navegar en mente, de una manera lógica y sencilla dentro de la web.
Arquitectura de la información y experiencia de usuario
No se trata solo de crear un esquema de sitio bien estructurado, sino de 'mostrar' al usuario donde debe ir o qué debe hacer dentro de la web, manteniendo la coherencia visual en todo momento. Por ejemplo, es conveniente mantener el menú principal de la web exactamente igual en toda la web (salvo excepciones como landing-pages o similares).
También es importante no ir en contra de la costumbre. Esto es, estamos acostumbrados a que los links se muestren en azul; por tanto, no es aconsejable utilizar otro color para resaltarlos en nuestra web, ya que esto solo confundirá a los visitantes y no sabrán qué hacer.
En definitiva, en una buena AI cada elemento, color, efecto, etc. de una web tiene un significado específico y está colocado en un lugar concreto por una razón determinada, más allá de "me gusta", "queda bien" o "es bonito". El usuario sabrá intiutivamente cómo moverse por la página y encontrará fácilmente lo que busca.
Si la navegación por una página es sencilla los visitantes tendrán una buena experiencia de usuario y no dudarán en volver a nuestra web. Sin embargo, si la sensación no es positiva es menos probable que la visiten de nuevo y corremos el riesgo de perderles como posibles clientes.
Por último, hay que recordar no ser inflexibles. Si, por causas realmente justificadas, en una página o lugar determinado de nuestra web, tenemos que "saltarnos" las reglas que hemos marcado en la AI de nuestro sitio, podemos hacerlo. Eso sí, siempre y cuando haya un motivo claro y razonable y se trate de una excepción y no de la norma.
Una vez tengamos marcada la AI de nuestra web, podremos empezar a crear el diseño alrededor de eso. De esta forma, tendremos una web útil y también bonita y visualmente atractiva.
¿Quieres aplicar la AI en tu web corporativa? ¡Contáctanos y te ayudaremos!
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